martes, 22 de junio de 2010

Conclusión

La región que comprende la Sierra de Huayacocotla, de profundas cañadas y altas montañas alrededor de las cuales se acumulan espesas nubes, de cerros cubiertos de bosques y selvas, y de suelo alto y quebrado, unido a la Sierra Madre Oriental.

Su clima, determinado por las irregularidades de la orografía, va del cálido húmedo, que se encuentra en las selvas bajas de ceibas, caobas y ébanos, al templado propio de las tierras medias, hasta el frío de los pinares de la parte montañosa.

Y si bien es una región de bellos y abruptos paisajes, rica en recursos naturales, sus habitantes enfrentan un medio difícil. No hay grandes tierras llanas para cultivar. Los suelos son poco profundos y escasos a medida que las laderas se hacen más inclinadas y se cubren de vegetación.

Más videos sobre la Sierra de Huayacocotla. http://www.google.es/imgres?imgurl=http://i.ytimg.com/vi/SChDnbScD24/0.jpg&imgrefurl=http://www.tvplayvideo.com/1/huayacocotla&usg=__jOCLrYak5f0Y9QQyO8YiCUXU13s=&h=360&w=480&sz=6&hl=es&start=7&um=1&itbs=1&tbnid=26gxkIIVqQ_AIM:&tbnh=97&tbnw=129&prev=/images%3Fq%3Dsierra%2Bde%2Bhuayacocotla%26um%3D1%26hl%3Des%26sa%3DN%26rlz%3D1R2SUNC_esMX381%26ndsp%3D20%26tbs%3Disch:1



La vida en las montañas es ardua y la falta de comunicaciones tampoco la hace atractiva. Los caminos no pueden atravesar las barrancas ni subir las escarpadas cumbres. En consecuencia, son las tierras de la Sierra de Huayacocotla, con el aislamiento de sus montañas, las que brindaron refugio a la población indígena, replegada en ellas ante el avance español en las zonas bajas cercanas al mar, para vivir de la caza y de la agricultura en pequeña escala.

Jornaleros Indígenas Migrantes


La migración hacia los centros urbanos, con carácter permanente, se inició a principios de la década de 1960, con la salida de las primeras familias a Pachuca, San Luis Potosí, Poza Rica, Tampico, Altamira y Querétaro. Tradicionalmente no se había registrado un proceso de migración urbana notable y amplia; sin embargo, en los últimos dos decenios ésta ha cobrado, particularmente entre los nahuas, una nueva dimensión, tanto por la creciente cantidad de emigrantes, como por la extensión de su territorio, que hoy rebasa la propia región para comprender otros destinos, como el Distrito Federal, las capitales estatales y las ciudades importantes del Golfo y del sureste del país, en donde generalmente se emplean en oficios no calificados. En la Huasteca hidalguense, un punto de destino han sido también las minas de Pachuca.

Para la migración hacia las zonas urbanas, cuyos períodos de estancia son más largos o permanentes, se estructura una red de ayuda mutua y protección común, a partir de los primeros emigrantes, que van aglutinando a parientes, amigos o paisanos, conformando barrios y agrupaciones con una comunicación permanente, centros de reunión y convivencia, de intercambio de información y de ayuda, en los que operan bolsas de trabajo y acuerdos para mandar dinero a la casa, así como para definir tareas colectivas. Los emigrantes establecen una red de comunicación constante entre sí, con su comunidad y parentela.


Entre las causas más comunes que se señalan para el incremento de la migración en la Huasteca están: la desigualdad en la distribución de la riqueza, el acaparamiento de la tierra, el crecimiento de la población y la presión que ejercen sobre la tierra disponible, la necesidad de contar con dinero en efectivo, la falta de empleo en las comunidades de origen y la violencia desatada como reflejo de las luchas agrarias. En relación con la producción agrícola se suma el impacto alto de los siniestros que en los últimos 15 años ha sufrido la región por heladas, inundaciones y plagas, aunadas a la baja de los precios en los productos comerciales, como el café, los cítricos y la caña de azúcar.